Una antigua erupción volcánica ayuda a los sismólogos a descubrir los secretos de algunos de los tipos de volcanes más peligrosos que se encuentran en la Tierra.
Utilizando modelos sísmicos tomados de las profundidades del supervolcán Toba en Indonesia, los investigadores ahora creen que tales erupciones están controladas por depósitos grandes y densos en el interior de una corteza subyacente gruesa. Estos tanques mantienen el magma almacenado hasta que ocurre una erupción.
El supervolcán de la caldera Toba entró en erupción por última vez hace 74.000 años y tuvo un efecto devastador en el clima global y la biosfera en ese momento. A pesar del hecho de que supervolcanes como Toba y Yellowstone tienen el potencial de causar erupciones dramáticas con consecuencias globales, todavía se desconoce por qué estos volcanes están asociados con erupciones tan grandes.
En particular, se sabe poco sobre cómo se generan volúmenes tan grandes de magma y por qué hay un desfase tan largo entre erupciones.
Ivan Koulakov y sus colegas de la rama siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia presentan un nuevo modelo basado en datos sísmicos, que revela un complejo «sistema sanitario» bajo el Toba a una profundidad de más de 150 km. Este modelo muestra que a tales profundidades, los gases y los llamados «fundidos» básicos se generan a partir de la placa de subducción.
Estos derretimientos luego se elevan a una profundidad de aproximadamente 75 km, creando un gran depósito de magma. En Yellowstone se ha identificado un tipo similar de tanque.
Esto indica que bloquear el magma denso en estos reservorios debajo de la corteza superior puede ser un control clave sobre por qué transcurren períodos de tiempo muy largos entre erupciones en supervolcanes de todo el mundo.
El equipo también muestra que cuando el tanque de magma alcanza un nivel de presión crítico, el tanque se vacía y la gran cantidad de magma comienza a aumentar a través de la corteza. Esto eventualmente conduce a una erupción a gran escala.
Aunque la subducción continúa ocurriendo en Toba y es probable que en el futuro haya otra erupción extremadamente grande, no hay evidencia que sugiera que una erupción sea inminente, según este patrón.
La investigación se publica en la revista Nature Communications.
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